Se podría decir que el objetivo primordial del método directo consiste en que los estudiantes adquieran la habilidad de comunicarse en un idioma extranjero mediante la reducción al mínimo del uso de su idioma materno y también a través del entrenamiento de sus reflejos lingüísticos. Esto hace que el estudiante llegue a pensar en el idioma que está aprendiendo, lo cual le permite adquirir la habilidad de expresarse en dicho idioma con facilidad.
El método directo enfatiza el uso práctico del idioma y la adquisición de habilidades de comunicación mediante ejercicios de comprensión auditiva y de conversación.
En torno al 80% de cada lección se destina a la conversación mediante diálogos guiados en los que el profesor hace preguntas al alumno relacionadas con el vocabulario y la gramática previamente introducidos. De esta forma, el nuevo material se aprende de forma práctica y en relación con un contexto apropiado.
La mejor manera de aprender un idioma es sencillamente hablarlo. Los estudiantes participan activamente en las lecciones contestando las preguntas del profesor de manera elaborada, lo cual consigue que destinen la mayor parte del tiempo a la conversación y a practicar con el mayor número posible de palabras y estructuras gramaticales.
En resumen, el vocabulario tiene más peso que la gramática, y lo más importante de todo es la conversación.